Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://neiljzoc409859.dgbloggers.com/39040649/detalles-inéditos-del-cabezazo-de-zidane